“Soñar es la mayor forma de libertad, sólo al soñar tenemos libertad,
siempre fue así y siempre así será”.
Así le contestaba el profesor John Keating, en aquella mítica película El Club de los Poetas Muertos, a uno de los magistrados de ese estricto colegio privado inglés, cuando le aconsejaba no “arriesgar” tanto en sus clases.
Si todos hubiésemos tenido un profesor Keating seríamos quizás un poquito más felices, porque hubiéramos aprendido a querernos más y ser más conscientes. Hubiésemos asistido a aulas conscientes, seguramente John Keating practicaba mindfulness.
¿Qué es la vida si no somos conscientes de que estamos aquí, de que somos nosotros mismos y aquello que nos rodea lo que le da sentido y forma?
“El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamente cada instante, lo que no significa alocadamente; sino mimando cada situación, escuchando a cada compañero, intentando realizar cada sueño positivo, buscando el éxito del otro; y examinándote de la asignatura fundamental: el Amor. Para que un día no lamentes haber malgastado egoístamente tu capacidad de amar y dar vida”.
Después de 26 años del estreno de esta película, sus frases no pueden sonar más actuales.
“La esencia del ser humano es sentir el alma”, y la mayoría de las veces se nos olvida que somos protagonistas de la vida, pasando a ser actores secundarios de un guion escrito por otros: trabajo, desempleo, crisis, economía, angustia, ansiedad, vértigos…todo esto que está eclipsando nuestros días.
“Carpe diem” disfruta hoy, ahora, porque mañana no sabes si despertarás.
https://www.youtube.com/watch?v=CGHaoXd2L-c
Y aunque las rutinas son inevitables, e incluso necesarias, no se trata de volverse loco y querer acabar con todo, se trata únicamente de ser conscientes de cada momento desde que nos levantamos hasta que cerramos los ojos.
Cada trayecto que hagamos en el día, cada actividad, tomarse un café siendo consciente y disfrutándolo…es vivir.
¡Si estás respirando estás viviendo!
¿Por qué no probar a ser conscientes en cada momento? Es difícil, porque los estímulos a nuestro alrededor son demasiados, las agendas, redes sociales, móviles, relojes…y porque nos han educado para analizar y dar sentido a nuestras experiencias mediante la reflexión.
“Que tú estás aquí,
Que existe la vida y la identidad,
Que prosigue el poderoso drama
Y que tú puedes contribuir con un verso”. (W. Whitman)
Pero podemos empezar por pequeñas rutinas que nos permitan estar cada vez más despiertos y plenamente atentos y ofrecernos una oportunidad para conocernos con mayor profundidad. Se trata de estar atentos a lo que nuestros sentidos nos transmitan siendo conscientes y prestando atención a cada una de las experiencias sin analizarlas, solo viviéndolas.
Por ejemplo, establece un día a la semana para ser consciente de todas la rutinas del día, respira desde que abres los ojos, y ve al baño, desayuna, haz las comidas siguiendo el compás de tu respiración, hasta que no acabes una cosa no pienses en la siguiente. Haz todas tus actividades de forma tranquila y pausada.
Coge una comida y obsérvala como si nunca antes la hubieses probado. Huele, saborea, reconoce todos los sabores que vienen de tu paladar….o una taza de té y siente el calor de la misma en tus manos, el olor que desprende el vaho, la sensación cuando pasa por tu garganta.
Mañana cuando vayas a trabajar, al colegio a llevar a los niños, a la compra, al gimnasio…, haz el trayecto de forma totalmente consciente, observando todo lo que dejas en tu camino, las caras de la gente con la que te cruzas, la temperatura en tu piel, los sonidos que escuchas.
Hacer las cosas con calma nos ayuda a procesar mejor la información que tenemos.
Con el ritmo de vida que llevamos, una sociedad llena de estímulos, lograr esta atención, esta consciencia nos ayudará a conseguir objetivos, relajarnos, disfrutar, y como consecuencia de ello, ser más felices.
https://www.youtube.com/watch?v=KAfr1BqDqZs
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