Mientras que para algunas personas la Navidad es una época de alegría, descanso, ocio y disfrutar de la compañía de sus seres queridos, para otros es sinónimo de estrés. El gasto económico, compras, preparar los menús, decidir dónde celebrarlas, son algunas de las principales causas, y por supuesto…las emociones que genera en nosotros.
Vienen días agitados, de grandes emociones, reencuentros, y también…de compras, prisas, y grandes ingestas de alcohol y comida. Por ello, a veces nos vemos sobrepasados por nuestras propias emociones, y en ocasiones se produce un “secuestro emocional” que nos lleva a decir y/o hacer cosas que no queremos.
Para sentir con inteligencia la navidad es fundamental tomar consciencia de que no hace falta que se cumplan todos nuestros sueños para ser felices, con tener la ilusión y el entusiasmo e intentar conseguirlo ya estamos siendo felices, en el camino hasta los sueños también podemos disfrutar hasta conseguirlo.
La nochebuena, el fin de año…son noches especiales pero duran sólo unas horas, se consciente de ello. Una vez más, tu tienes el poder de decidir cómo la quieres vivir, y si no, ¡mañana será otro día!, y tendrás otra oportunidad de decidir cómo quieres vivirla.
La gente feliz tienen en común que disfrutan de las pequeñas cosas. Para sentir con inteligencia una de las claves es tener un propósito en la vida, levantarte por la mañana una meta.
El bienestar psicológico se puede lograr incluso en los escenarios más hostiles que podamos imaginarnos, se necesita fortaleza es cierto, pero todos la tenemos lo que hay que hacer es entrenarla. La ilusión del día a día es la que nos permitirá remar hacia nuestros sueños. Por eso es importante tener un objetivo a corto, a medio y a largo plazo.
¡Estamos vivos y mientras estemos vivos tenemos la capacidad de ilusionarnos y contagiar a los demás de esta ilusión!
El sufrimiento puede aparecer y no es negociable, no podemos elegirlo, pero la actitud si la podemos elegir y trabajar para que sea la que nos permita seguir avanzando, a pesar de ese sufrimiento. Recuerda: Tú puedes elegir con que emoción quedarte ante un hecho u otro.
“La mitad de la alegría consiste en hablar de ella”
Esto que significa, que hay que optimizar, tener mente positiva, si pensamos todo el rato en negativo los resultados van a ser negativos, atraemos lo que pensamos. Somos lo que pensamos.
Para sentir de forma inteligente, debemos trabajar en traer los pensamientos positivos, si al final pensamos que todo nos sale mal, que no vamos a poder, si estamos todo el día quejándonos…terminamos incluso enfermando. Las células de nuestro cuerpo están sanas cuando tenemos pensamiento positivos, nuestro cuerpo es muy sabio. De ahí la importancia de entrenar nuestra mente de la misma forma que entrenas tu cuerpo, para vivir de forma saludable (si quieres entrenar tu mente consulta nuestros programas de entrenamiento para una vida plena escríbenos a contacto@emocionysalud.com y te informamos)
Hay que estar preparado para que venga lo que venga tengamos la actitud para superarlo. Cuidado con lo que sueñas porque llega. Y a veces más rápido de lo que pensamos, por eso hay que estar preparado.
Sentir con inteligencia la Navidad, es adoptar actitudes que no sólo nos van a servir para estas fechas, sino que pueden ser el punto de partida para sentir con inteligencia la vida.
Una de esas actitudes fundamentales es no dejarse contaminar, debemos potenciar y motivarnos. En estos días es fácil que se de la irritabilidad, el mal humor, las prisas… ¡Debemos dar un capotazo!
En estas fechas de Navidad, lamentablemente, es común oír hablar y vivir o haber vivido peleas, discusiones, hay muchas gente que no sabe beber, hay un consumismo que nos genera estrés. La Nochebuena es una cena donde muchas veces salen temas que no deberían salir, y se generan discusiones y malos entendidos todo ello por una ansiedad y estrés generado en los días anteriores por los preparativos.
Hay temas que si no se han tratado antes con los amigos y los familiares, no es el momento adecuado hacerlo durante estas cenas y comidas dónde nos juntamos todos y el objetivo sólo es pasar un rato agradable.
Siente esas cenas con inteligencia emocional, y para ello nosotros te recomendamos elaborar una deliciosa mermelada emocional, y ¿cómo lo hacemos?: busca todas esas situaciones agradables que hayas vivido y guardalas en un botecito imaginario para que en momentos donde te pase algo negativo, sacarlo y que nos ayude a ser más resolutivo.
Se trata de conservar momentos buenos, imágenes bonitas que hemos vivido, para usarlas en momentos menos agradables.
Hay que hacer limpieza de las relaciones insanas, gente tóxica para ti. Con esto no proponemos que tengas que eliminarlas de tu vida para siempre. Puedes tomarte un café con esa persona pero no ser la indicada para contarle los sueños de tu vida, por ejemplo, porque son de esas personas que boicotean. Esas personas que siempre se quejan, o te miran como si estuvieras loco por seguir tu proyecto, personas que no quieren que les ayuden…personas grises.
Así que en estas fechas de Navidad en especial vamos a rodearnos de gente que nos potencie, que nos llene de energía.
Las conversaciones que no hemos abordado a lo largo de los días no las vamos abordar ni el día de Nochebuena, ni el de Nochevieja.
No es el momento cuando está toda la familia y todos los amigos reunidos. Aquí vamos a sacar nuestra mejor versión, y esas emociones no se trata de reprimirlas, se trata de identificarlas y abordarlas en el momento adecuado. En el día a día.
Potenciemos nuestra imagen, la imagen nos ayuda a potenciar la actitud positiva. No seas adicto al aprecio ajeno, evita el síndrome de la amabilidad crónica, aquello de querer quedar bien con todo el mundo y al final, te olvidas de tus deseos, ¿tu que quieres en la vida? ¿qué es lo que te hace feliz? ¡Conócete!
No te pongas límites, no te autolimites, no hagas muros, traza puentes. Que nadie te diga que no puedes. Se puede, desde luego con sacrificio y voluntad, y momentos más duros que otros, pero se puede. Ser feliz es una decisión, conviértete en lo que piensas y se optimista. Contagia de energía a los demás y cree en la suerte. La suerte favorece a la mente preparada, ¿Y qué significa esto?: Entrenar a tu mente.
Para sentir con inteligencia la Navidad, en estos días vamos a evitar gritar, digamos las cosas suavecito, con cariño, con especial mimo en esas cenas dónde estamos rodeados de gente que nos quieren y queremos. Hagamos pequeños gestos de gratitud, un guiño, dar las gracias, un brindis, pequeñas cosas que empezarán en estas fechas y no sirve de punto de partida para hacerlo durante todo el año, veámoslo como una oportunidad. Agradezcamos el uso del gracias, por favor y disculpa.
Introduce el sentido del humor, vamos a contagiarnos con la risas que tiene tantos beneficios para la salud, esas endorfinas que liberamos al reírnos. Y recuerda compartir tu éxito, porque compartido sabe mejor y nunca nos olvidemos que el error es un aprendizaje.
Sé inteligente emocional para ir a pasar un buen rato. Disfruta ese momento en el que te estas arreglando para ir a la cena, elige una ropa que te guste y te haga estar cómodo/a y aporte seguridad, ponte una música positiva, haz una pequeña meditación. Lo que se te pase por la cabeza, observalo sin juzgar y lo que tengas que decirle a una persona hazlo de forma individual y elige otro día más adecuado. Los refuerzos, los elogios hay que hacerlos en grupo, y la crítica hay que hacerla en individual, en privado.
En esto días, aprovechando que comemos más de la cuenta, hagámonos unos paseos aprovechando el sol que nos recarga de energía, somos como placas solares, aumenta nuestra energía.
No te rindas, tu salud mental tiene que ver con la ilusión que tengas, así que favorece esa ilusión no sólo para estos días mágicos sino para el resto del año.
Y recuerda, no te machaques, no existe la perfección. No podemos controlar todo así que abracemos la incertidumbre y seamos felices en el momento. Vamos a fluir y no a influir.
¡Felices y emocionantes fiestas!
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